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Viviendo hacia adelante
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Viviendo hacia adelante

Un plan comprobado para dejar de ir a la deriva y conseguir la vida que quieres

Después de leer este libro, podrás crear y poner en práctica un Plan de Vida que te mantenga firme en el rumbo hacia la vida que realmente deseas.

Imagina que estás parado en la orilla del mar durante la marea alta, tu tabla de surf se aleja mientras remas desesperadamente para mantenerte en el mismo lugar. Así es como sucede cuando despiertas un día y te das cuenta de que tu vida se ha ido por la corriente de la agenda de otros. Como explican Michael Hyatt y Daniel Harkavy en Living Forward (2016), el antídoto para dejarse llevar no es mayor ocupación, sino un Plan de Vida claro y escrito que dirija tus decisiones .


¿Por qué importa un Plan de Vida?

Probablemente ya hayas escuchado alguna versión de esta verdad: si no decides a dónde vas, terminarás donde la vida te lleve. Pero saber que necesitas claridad y tener un plan práctico son dos cosas distintas.

Hyatt y Harkavy descubrieron que, cuando no tienes un plan intencional, pequeñas decisiones (como pedir comida para llevar tras un día pesado en el trabajo) se acumulan hasta que te encuentras a kilómetros de donde imaginabas estar .

Un Plan de Vida es tu GPS personal. Te ayuda a identificar lo que de verdad importa: tus valores, relaciones y crecimiento personal; luego te muestra exactamente cómo llegar ahí. Sin ese plan, tu tiempo se evapora en tareas que no suman: correos frenéticos, compromisos sociales que no disfrutas y hábitos que minan tu salud y felicidad. Cuando escribes una visión de tu legado, eliges tus prioridades principales y creas pasos accionables, recuperas el control de tus días y semanas.

Mensaje clave: Un Plan de Vida convierte la nebulosa idea de “algún día” en un camino concreto. Dejarás de dejarte llevar y empezarás a tomar decisiones alineadas con quien quieres ser.


1. Empieza por el final: define tu legado

Demasiados de nosotros evitamos pensar en nuestra propia muerte, pero reflexionar sobre tu legado es la manera más poderosa de aclarar lo que en realidad importa ahora. Hyatt y Harkavy te piden que imagines tu funeral y escribas tu propio elogio fúnebre. ¿Quién está presente? ¿Qué historias comparten? ¿Cómo quieres que te recuerden?

Estas imágenes no son macabras, son direccionales. Revelan las metas reales de tu corazón. Quizá eres padre o madre y quieres que te recuerden como el modelo a seguir en quien tus hijos pueden confiar. O tal vez anhelas un legado de contribución creativa: que te recuerden por el arte, la música o la escritura que inspiró la imaginación de alguien más.

Una vez que redactes tu elogio, destílalo en “Declaraciones de Legado” para cada círculo importante de tu vida: pareja, hijos, amigos, colegas, comunidad. Por ejemplo: “Quiero que Laura recuerde nuestras risas diarias y el apoyo incondicional que nos brindamos, incluso en los días difíciles.” Estas declaraciones se convierten en tus puntos de llegada.

Paso accionable (en menos de 2 minutos): Toma un papel y escribe una oración describiendo cómo quieres que tu pareja o persona cercana te recuerde en tu funeral. Este simple ejercicio ya te pone en marcha hacia tu Plan de Vida, porque revela lo que realmente valoras.


2. Haz un inventario de tus “Cuentas de Vida”: identifica tus verdaderas prioridades

Una vez que sabes hacia dónde vas, necesitas ver dónde te encuentras ahora. Hyatt y Harkavy introducen el concepto de “Cuentas de Vida”, que son todos los roles, responsabilidades y pasiones que componen tu existencia. Se agrupan en tres categorías:

  • Ser: Tu salud física, tu crecimiento mental y tu vida espiritual.

  • Relacionar: Tus vínculos con familia, amigos y comunidad.

  • Hacer: Tu trabajo, finanzas, pasatiempos y proyectos creativos.

Primero, escribe todas las Cuentas de Vida que puedas imaginar, sin juzgar: “Docencia” (tu carrera), “Ana” (tu pareja), “Salud”, “Voluntariado”, “Escritura”, “Familia extendida”, “Fe”, etc. Después, rodea aquellas cinco a doce cuentas que más te importan en este momento .

Luego, califica la salud de cada cuenta en una escala del 1 al 10: ¿Estás prosperando (8–10), creciendo (4–7) o en riesgo (1–3)? Si tu “Familia” está en 9, pero tu “Salud” en 2, sabrás exactamente dónde debes invertir tu energía primero. Finalmente, ordena las cuentas de mayor a menor prioridad. Si “Familia” supera a “Carrera” pero tu “Carrera” está en mejor estado que tu “Familia”, es una señal clara de que estás descuidando lo que más importa.

Mensaje clave: Ver tus Cuentas de Vida en papel corta el ruido de las demandas diarias. Al ordenarlas y medir su salud, sabes de inmediato qué necesita tu atención hoy.


3. Traza tu ruta: pasa de la visión a la acción

Ahora que definiste tu legado y priorizaste tus Cuentas de Vida, la siguiente pregunta es: ¿Cómo cruzas el puente entre el ahora y esa visión? Hyatt y Harkavy te invitan a dar a cada cuenta dos declaraciones:

  1. Declaración de Responsabilidad Principal: ¿Cuál es tu rol en esa cuenta? (p. ej., “Mi responsabilidad en mi matrimonio es amar y apoyar a Marta cada día”).

  2. Declaración de Visión de Florecimiento: ¿Cómo se ve esa cuenta cuando está en su mejor momento? (p. ej., “Soy fuerte, enérgico y saludable”).

Una vez que tengas esas declaraciones, evalúa honestamente dónde te encuentras. Si tu visión de “Salud” es “Soy fuerte, enérgico y saludable” pero no has hecho ejercicio en meses, sabes que estás lejos de esa meta. Luego redacta un Plan de Acción para cada cuenta que esté rezagada. Por ejemplo:

  • Salud: Ir al gimnasio tres veces por semana; incluir verduras en cada comida; dormir al menos 7 horas cada noche.

  • Matrimonio: Programar una cita semanal; expresar gratitud a Marta cada día con un mensaje o nota breve.

  • Escritura: Dedicar 30 minutos cada mañana a redactar entradas de blog tres veces por semana.

Asegúrate de que cada acción sea medible y tenga un plazo. Si deseas ahorrar para la entrada de una casa, transforma “ahorrar dinero” en “transferir $300 a la cuenta de ahorros cada quincena”. Las metas claras te ayudan a ver el progreso y mantienen la motivación.

Paso accionable (en menos de 2 minutos): Elige una Cuenta de Vida en la que te sientas estancado. Escribe una oración de “florecimiento” (por ejemplo: “Soy seguro y creativo como escritor”) y luego apunta las dos primeras acciones específicas que podrías hacer esta semana para acercarte a esa realidad.


4. Agenda un día completo de retiro: escribe tu Plan de Vida

Aquí es donde muchos planes se mueren: piensas que escribirás tu Plan de Vida en varias tardes, pero correos, demandas familiares y el frasco de café vacío roban tu concentración. Hyatt y Harkavy afirman que necesitas —no, mereces— un día completo fuera de la rutina para sumergirte de lleno en tu corazón. Te urgirán a elegir un día dentro de las próximas dos semanas y proteger ese tiempo como un regalo sagrado .

Trata este día como si fuera un retiro empresarial importantísimo. Reserva un lugar tranquilo—una sala de biblioteca, un espacio de coworking que te inspire o un café donde no suelas ir—un sitio donde no te tientes a revisar notificaciones. Diles a familiares o colegas cercanos que estarás desconectado a menos que haya una verdadera emergencia.

En ese día, extiende al menos cinco a diez páginas respondiendo:

  1. ¿Cuál será mi legado? (Escribe tu elogio y Declaraciones de Legado.)

  2. ¿Qué es lo más importante para mí? (Enumera y prioriza tus Cuentas de Vida; evalúa su salud.)

  3. ¿Cómo llegaré de aquí a ese final? (Redacta tus Planes de Acción para cada cuenta.)

No te atasques editando demasiado. El primer borrador es para sacar a la luz sentimientos y aspiraciones honestas. Con el tiempo podrás pulir, pero tu voz auténtica es la gasolina de este plan.

Mensaje clave: Al dedicar un solo día sin interrupciones, obtienes claridad y profundidad que pequeños intervalos no pueden ofrecer. Tendrás un primer borrador de tu Plan de Vida, un documento vivo que podrás refinar, en lugar de un esbozo improvisado que termine en un cajón.


5. Recupera tu tiempo: conviértete en un oficial de triage

Crear un Plan de Vida no basta si nunca lo pones en práctica. La cinta transportadora diaria de la vida—plazos de trabajo, solicitudes de la escuela, invitaciones de último minuto—amenaza con desviar tu plan. Para mantener el rumbo, necesitas tratar tu calendario como un centro de triage: evalúa cada petición según tus Cuentas de Vida.

  1. Cancela lo que no se alinee. Si una reunión o evento social no respalda tus principales prioridades, dilo “no”. Tu tiempo es valioso.

  2. Reprograma lo no esencial. Colócalo en un calendario aspiracional, no en tu lista de “debo hacer”. Así lo reconoces, pero no te descarrila en tu enfoque semanal.

  3. Di “no” con gracia. Recuerda que rechazar peticiones equivale a decir “sí” a lo que realmente importa. Cuando dices “no, gracias” a algo de baja prioridad, proteges tu cuenta de “Matrimonio” o “Salud”.

Después, diseña un Calendario Aspiracional Semanal. Distribuye cada hora de la semana como si solo pudieras enfocarte en tus prioridades principales. Reserva espacio para trabajo profundo, comidas familiares, ejercicio, actividades religiosas y descanso. Aunque la realidad te obligue a ajustar, este plan muestra lo que verdaderamente importa y actúa como guía cuando surgen nuevas oportunidades.

Paso accionable (en menos de 2 minutos): Abre tu calendario ahora. Encuentra una cita esta semana que no sirva a tus tres Cuentas de Vida principales. Muévela a “Ver más adelante” para recuperar ese espacio con algo que sí importe.


6. Integra tu plan: revisa, refina, repite

Un Plan de Vida no es de “escribir y olvidar”. Es un documento vivo que necesita revisiones regulares. Hyatt y Harkavy recomiendan un proceso de tres niveles :

  1. Diario – Primeros 90 días: Lee tu Plan de Vida en voz alta cada mañana. Decirlo refuerza tus prioridades en mente y corazón.

  2. Semanal: Dedica 15–20 minutos a revisar cómo cumpliste las acciones de la semana pasada. Celebra logros y ajusta lo que no funcionó.

  3. Trimestral (Cada 90 días): Reserva 60 minutos para leer todo el plan. Identifica dos a cuatro metas nuevas para el próximo trimestre. Pregúntate: “¿Qué cambió? ¿Qué cuentas necesitan más o menos enfoque?”

  4. Anual: Aparta un día completo —similar a tu retiro inicial— para reflexionar sobre el año. ¿Evolucionó tu legado? ¿Crecieron tus prioridades? ¿Qué nuevos roles juegas ahora? Usa estos hallazgos para reescribir o actualizar de forma significativa tu plan.

Sin estas rutinas, tu Plan de Vida puede acabar acumulando polvo—igual que una estrategia empresarial que nadie revisa tras un retiro corporativo. La revisión regular mantiene tu plan fresco, relevante y alineado con tus circunstancias cambiantes.


7. Supera los obstáculos comunes

  • “No tengo tiempo para un día completo de retiro.” Imagínate desperdiciando un año entero sin planear. Dentro de dos semanas, la excusa de “no tengo tiempo” seguirá ahí. Bloquea ese día ahora y trátalo con la misma urgencia que tu reunión de trabajo más importante.

  • “¿Y si escribo esto y la vida cambia de todas maneras?” Tu plan no es un libro de reglas rígido. Es una guía flexible. Cuando la vida dé giros—los hijos se gradúan, cambias de trabajo, surgen nuevas responsabilidades—tus revisiones trimestrales te permiten pivotar sin perder de vista tus valores fundamentales.

  • “No sé cuál debería ser mi legado.” Comienza con una sola área de tu vida—tu familia, por ejemplo. ¿Qué quieres que tus hijos digan sobre ti? Contesta primero eso. Luego, extiende a otros círculos. Recuerda: la claridad perfecta llega con la reflexión honesta y el tiempo.


Para concluir

En un mundo saturado de demandas, la forma más sencilla de sentirse abrumado es dejar que tu vida sea definida por las prioridades de otros. Como explican Michael Hyatt y Daniel Harkavy en Living Forward (2016), un Plan de Vida pensado y escrito es tu salvavidas para no dejarte llevar por la corriente .

Con una visión clara de tu legado, un inventario priorizado de tus Cuentas de Vida, pasos accionables y una rutina disciplinada de revisión, transformarás aspiraciones vagas en progreso tangible. Dejarás de remar frenéticamente contra las corrientes de la vida y empezarás a surfear las olas con intención hacia lo que realmente importa.


Lista de verificación accionable—Aplica esto hoy mismo

  1. Define una Declaración de Legado. Escribe una oración que describa cómo quieres que alguien cercano te recuerde.

  2. Anota tus cinco principales Cuentas de Vida. Asígnales un nombre (por ejemplo, “Salud,” “Familia,” “Creatividad”) y califica su salud actual del 1 al 10.

  3. Redacta dos pasos de acción. Para la cuenta con peor puntuación, anota dos acciones específicas y medibles que puedas hacer esta semana.

  4. Reserva un día completo en dos semanas. Márcalo en tu calendario como “Retiro Plan de Vida” y comprométete a desconectarte.

  5. Di “no” a una cosa esta semana. Identifica un compromiso que no apoye tus tres principales Cuentas de Vida y elimínalo.

  6. Crea tu Calendario Aspiracional Semanal. Dibuja tu semana ideal, dedicando tiempo a cada cuenta de alta prioridad.

  7. Comprométete con tu ritmo de revisión. Agenda en tu calendario bloques diarios, semanales, trimestrales y anuales para revisar tu plan.

Una vida vivida por diseño, no por omisión, comienza con un solo trazo de pluma—da ese paso hoy y observa cómo tus días se alinean con el legado que realmente deseas.

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