Cuando se trata de avanzar profesionalmente, ser competitivo es realmente importante.
Estudios recientes han demostrado que existe una gran diferencia entre qué tan competitivos tienden a ser los hombres y las mujeres, y esto tiene efectos importantes en sus carreras y en cuánto ganan. Vamos a echar un vistazo más de cerca a por qué existe esta diferencia, pensar en algunas ideas nuevas sobre el tema y hablar sobre formas en que podríamos equilibrar las cosas.
Fuentes:
Encontraras las Ligas a las fuentes, publicaciones del articuloTambién puedes ver una encuesta rápida para auto-evaluarte en términos de percepción y creencias sobre Competencia.
Donde estamos respecto a la brecha de genero…
Los estudios siguen mostrando que, en promedio, las mujeres no son tan competitivas como los hombres. Esto se manifiesta de varias maneras:
Cómo se ven a sí mismas: Es menos probable que las mujeres digan que son competitivas.
Disposición a competir: Cuando se les da la opción, es menos probable que las mujeres se lancen a situaciones competitivas.
Cómo se refleja en el trabajo: Esta diferencia en competitividad realmente lleva a diferencias reales en qué tan bien se desempeñan las personas en sus trabajos.
El impacto de esta brecha competitiva es bastante grande. Investigaciones recientes realizadas por economistas y politólogos han encontrado que las personas competitivas tienden a tener mejor desempeño financiero y social. Aquí hay un par de ejemplos sorprendentes:
Entre los graduados de un programa MBA de alto nivel, la diferencia en competitividad entre hombres y mujeres representó el 10% de la diferencia en cuánto estaban ganando nueve años después de graduarse.
En un estudio de economistas en Francia, la brecha de competitividad explicó un impresionante 76% de la diferencia en promociones entre hombres y mujeres.
Estos hallazgos muestran lo importante que es entender y abordar esta brecha competitiva.
Por Qué Sucede Esto: Explicaciones Tradicionales
A lo largo de los años, los investigadores han propuesto varias teorías para explicar por qué las mujeres tienden a ser menos competitivas que los hombres:
Evolución: Algunos argumentan que la selección natural favoreció rasgos más competitivos en los machos debido a su papel en la obtención de recursos y la búsqueda de pareja.
Roles tradicionales en el hogar: Históricamente, las mujeres han sido responsables del cuidado de los niños y la administración del hogar, lo que podría haber hecho que ser competitiva pareciera menos necesario en áreas donde las mujeres típicamente trabajaban.
Sociedad dominada por hombres: Las normas sociales y las dinámicas de poder a menudo han desalentado a las mujeres de ser competitivas, lo que podría haber creado un ciclo donde las mujeres se volvieron cada vez menos competitivas con el tiempo.
Brecha de confianza: Los estudios han demostrado que las mujeres, en promedio, son menos confiadas que los hombres. Esta falta de confianza podría hacerlas menos dispuestas a ponerse en situaciones competitivas.
Todas estas explicaciones tradicionales apuntan a la misma idea: los hombres son más competitivos porque históricamente tenían más que ganar con la competencia. Pero estos factores están profundamente arraigados en nuestra biología o en estructuras sociales, lo que los hace difíciles de cambiar directamente.
Una Perspectiva Fresca: Todo Se Trata de Creencias
Aunque las explicaciones tradicionales nos dan algunas buenas ideas, pasan por alto un factor importante que podría ser más fácil de cambiar: lo que las personas realmente creen sobre la competencia. Un equipo de investigadores, incluyendo a Sun Young Lee, Andrew Elliot, Madan Pillutla y el autor, decidieron investigar este aspecto de la brecha competitiva.
Su idea principal era que las creencias que las mujeres y los hombres tienen sobre la competencia en la sociedad actual podrían tener una gran influencia en cuánto les gusta o disgusta las situaciones competitivas. Si esto resulta ser cierto, podría darnos una forma más práctica de abordar la brecha de género en la competitividad.
Midiendo las Creencias Competitivas: Creando una Nueva Herramienta
Para investigar esta idea, el equipo de investigación primero necesitaba crear una forma integral de medir las creencias sobre la competencia. Comenzaron preguntando a 230 personas (119 mujeres y 111 hombres) de diferentes orígenes que compartieran sus pensamientos sobre los aspectos buenos y malos de la competencia.
Después de analizar todas las respuestas, encontraron seis temas principales, divididos equitativamente entre creencias positivas y negativas sobre la competencia:
Creencias positivas:
Te hace rendir mejor: La competencia puede impulsar a las personas a dar lo mejor de sí y superar sus propias expectativas.
Desarrolla el carácter: Competir puede ayudar a desarrollar resiliencia, determinación y otras cualidades personales valiosas.
Conduce a la innovación: Los entornos competitivos pueden generar resolución creativa de problemas e ideas innovadoras.
Creencias negativas:
Puede llevar a hacer trampa: La competencia podría alentar a las personas a actuar de manera poco ética para ganar.
Puede dañar la autoestima: Perder en situaciones competitivas puede dañar la confianza y hacer que las personas se sientan mal consigo mismas.
Puede tensar las relaciones: La competencia puede crear malos sentimientos entre las personas y dificultar el trabajo conjunto.
Utilizando estos temas, los investigadores desarrollaron un cuestionario detallado para medir las creencias de las personas sobre la competencia. Los participantes calificaron cuánto estaban de acuerdo con declaraciones relacionadas con cada tema, dando una imagen matizada de su actitud general hacia la competencia.
Cómo Difieren Hombres y Mujeres en Sus Creencias Competitivas
Con esta nueva herramienta de medición, el equipo de investigación realizó un gran estudio que involucró a 2,331 personas (49% mujeres, 51% hombres) para examinar las diferencias de género en las creencias competitivas. Los resultados mostraron una brecha significativa:
El 63% de las mujeres tenían creencias menos positivas sobre la competencia en comparación con el hombre promedio.
Las mujeres estaban menos convencidas de que la competencia mejora el rendimiento, desarrolla el carácter e impulsa la innovación.
Curiosamente, no había mucha diferencia entre hombres y mujeres cuando se trataba de creencias negativas sobre la competencia.
Esto sugiere que la brecha competitiva entre hombres y mujeres podría deberse en gran parte a las diferencias en cómo ven los beneficios de la competencia, más que a preocupaciones sobre sus desventajas.
Conectando Creencias con Comportamiento
Para mostrar un vínculo entre las creencias competitivas y el comportamiento real, los investigadores establecieron un experimento. Dieron a los participantes una opción entre dos formas de ganar un bono:
Una opción competitiva: Bono basado en qué tan bien se desempeñaron en comparación con otros.
Una opción no competitiva: Bono basado en su propio desempeño, independientemente de cómo lo hicieron los demás.
Los resultados fueron reveladores:
Solo el 21% de las mujeres eligió la opción de bono competitivo.
En contraste, el 36% de los hombres optó por la opción competitiva.
Cuando analizaron los datos, encontraron que las personas con creencias más positivas sobre la competencia eran más propensas a elegir la estructura de bonos competitiva. Esto proporciona una fuerte evidencia de que la brecha de género en la competitividad se explica, al menos en parte, por las diferencias en las creencias sobre lo que la competencia puede hacer por ti.
Qué Significa Esto y Hacia Dónde Vamos Desde Aquí
El descubrimiento de que las creencias juegan un papel importante en la formación del comportamiento competitivo tiene implicaciones importantes para los individuos, las organizaciones y la sociedad en su conjunto.
Crecimiento Personal y Reflexión
Para los individuos, estos hallazgos resaltan lo importante que es examinar nuestras propias creencias sobre la competencia. Muchos de nosotros tenemos sesgos o suposiciones inconscientes sobre situaciones competitivas que podrían estar frenándonos en nuestras carreras. Al pensar conscientemente sobre estas creencias, podemos:
Identificar creencias limitantes: Reconocer patrones de pensamiento que podrían estar impidiéndonos abrazar oportunidades competitivas.
Desafiar suposiciones: Cuestionar si nuestras creencias sobre la competencia se basan en evidencia o solo en mensajes sociales arraigados.
Replantear perspectivas: Desarrollar una visión más equilibrada de la competencia que reconozca tanto sus beneficios potenciales como sus inconvenientes.
Tomar decisiones informadas: Abordar situaciones competitivas con mayor conciencia, tomando decisiones deliberadas en lugar de caer en el hábito.
Estrategias para Organizaciones
Para las organizaciones que intentan crear un lugar de trabajo más justo, entender el papel de las creencias competitivas abre nuevas posibilidades:
Educación y formación: Desarrollar programas que ayuden a los empleados a explorar y desafiar sus creencias sobre la competencia.
Iniciativas de mentoría: Emparejar a individuos menos competitivos con mentores que puedan compartir experiencias positivas y estrategias para navegar entornos competitivos.
Modelos a seguir diversos: Destacar historias de éxito de personas de diversos orígenes que han prosperado en situaciones competitivas.
Mecanismos de retroalimentación: Implementar sistemas que proporcionen retroalimentación regular y constructiva para ayudar a desarrollar confianza y resiliencia en entornos competitivos.
Evaluación de la cultura: Evaluar la cultura organizacional para asegurar que promueva una competencia saludable mientras minimiza los aspectos negativos.
Cambios Sociales Más Amplios
A una escala mayor, abordar la brecha de género en la competitividad requiere un enfoque multifacético:
Reforma educativa: Incluir discusiones sobre la competencia y su papel en el éxito profesional en los planes de estudio escolares.
Representación en los medios: Promover representaciones diversas del éxito competitivo en la cultura popular para desafiar los estereotipos.
Iniciativas políticas: Desarrollar programas que animen a las niñas y mujeres a participar en actividades competitivas desde una edad temprana.
Financiamiento de investigación: Apoyar más estudios sobre cómo se forman las creencias competitivas y cómo pueden cambiarse en diferentes culturas y contextos.
Preguntas para Investigación Futura
Aunque este estudio nos da ideas valiosas sobre cómo las creencias dan forma al comportamiento competitivo, también plantea varias preguntas importantes para futuras investigaciones:
¿De dónde vienen las creencias competitivas? ¿Cómo desarrollan las personas sus creencias sobre la competencia? ¿Son principalmente influenciadas por amigos, padres, escuelas o factores culturales más amplios?
Experiencias tempranas: ¿Participar en deportes competitivos u otras actividades a una edad temprana conduce a creencias más positivas sobre la competencia más adelante en la vida?
Diferencias culturales: ¿Cómo difieren las creencias competitivas entre culturas, y qué podemos aprender de sociedades con brechas de género más pequeñas en competitividad?
Interseccionalidad: ¿Cómo interactúan factores como la raza, el origen socioeconómico y el nivel educativo con el género para dar forma a las creencias y comportamientos competitivos?
Intervenciones efectivas: ¿Qué tipos de intervenciones funcionan mejor para ayudar a las personas a desarrollar creencias más equilibradas y productivas sobre la competencia?
Efectos a largo plazo: ¿Cómo afectan los cambios en las creencias competitivas a las trayectorias profesionales y la satisfacción con la vida a lo largo del tiempo?
Resultados organizacionales: ¿Cómo se desempeñan las empresas con fuerzas laborales más diversas en competitividad en comparación con aquellas con culturas competitivas tradicionales?
Conclusión
La brecha de género en la competitividad es un obstáculo importante para la igualdad laboral. La investigación muestra que las creencias personales sobre la competencia juegan un papel crucial en esta brecha.
Aunque no podemos cambiar la historia, sí podemos modificar estas creencias. Esto nos da una nueva herramienta para abordar el problema:
Las personas pueden reflexionar sobre sus propias actitudes hacia la competencia.
Las organizaciones pueden crear entornos que fomenten una competencia saludable para todos.
La sociedad puede promover una visión más equilibrada de la competencia.
Al cambiar nuestras creencias sobre la competencia, podemos reducir la brecha de género y crear oportunidades más equitativas para todos. Este enfoque nos acerca a un mundo donde todas las personas, independientemente de su género, puedan competir de manera saludable y alcanzar su potencial.
Autoevaluación
¿Cuáles son sus creencias sobre la competencia?
Selin Kesebir creo esta evaluación para descubrir nuestras creencias sobre la competencia.
Indica en qué medida estás de acuerdo o en desacuerdo con las siguientes afirmaciones en una escala del 1 al 7, donde 1 significa que estás totalmente en desacuerdo, 4 que no estás ni de acuerdo ni en desacuerdo y 7 que estás totalmente de acuerdo.
La competencia hace que la gente trabaje más (P)
La competencia daña la autoestima (N)
La competencia forja el carácter (P)
La competencia daña la confianza en uno mismo (N)
La competencia crea dudas sobre uno mismo (N)
La competencia hace que las personas rindan más (P)
La competencia fomenta comportamientos poco éticos (N)
La competencia ayuda a fijarse objetivos (P)
La competencia fortalece a las personas (P)
La competencia crea enemigos (N)
La competencia desarrolla la confianza en uno mismo (P)
La competencia divide a la gente (N)
La competencia lleva a hacer trampas (N)
La competencia impulsa a la gente a buscar nuevas soluciones (P)
La competencia fomenta la innovación (P)
La competencia fomenta la imaginación (P)
La competencia incita a infringir las normas (N)
La competencia crea sentimientos negativos hacia los demás (N)
Puntuación: Para saber tu puntuación, divide la suma de tus puntuaciones positivas (P) y negativas (N) entre 9.
En la muestra, la mujer media puntuó 5,3 en creencias positivas, mientras que el hombre medio puntuó 5,6.
En cuanto a las creencias negativas, tanto las mujeres como los hombres obtuvieron una puntuación media de 3,8.
Fuentes y Referencias
→ Lay beliefs about competition: Scale development and gender differences
Kesebir, S., Lee, S. Y., Elliot, A. J., & Pillutla, M. M. (2019). Lay beliefs about competition: Scale development and gender differences. Motivation and Emotion, 43(5), 719–739. https://doi.org/10.1007/s11031-019-09779-5
→ Gender and Promotions: Evidence from Academic Economists in France*
Bosquet, C., Combes, P., & García-Peñalosa, C. (2019). Gender and Promotions: Evidence from Academic Economists in France*. Scandinavian Journal of Economics, 121(3), 1020–1053. https://doi.org/10.1111/sjoe.12300
→ Why Do So Many Incompetent Men Become Leaders
Chamorro-Premuzic, T. (2023, February 27). Why Do So Many Incompetent Men Become Leaders? Harvard Business Review. https://hbr.org/2013/08/why-do-so-many-incompetent-men
Género, Creencias y Competitividad