Por David Deutsch
Cada día, cosechamos los frutos de avances sustanciales en teorías científicas y aplicaciones prácticas. ¿Qué desencadenó esta ola de progreso?
En "El Comienzo del Infinito" (2011), que explora las áreas esenciales de la ciencia y la filosofía, el físico David Deutsch presenta la idea de que el progreso surge de un esfuerzo humano singular: nuestra búsqueda de explicaciones. Este impulso incansable por comprender desata infinitas posibilidades de avance, posicionando el conocimiento como la puerta de entrada a futuros desarrollos sin límites.
Sobre el autor
David Deutsch, una figura seminal en la física cuántica, reside y contribuye a la comunidad académica en Oxford, donde ha sido profesor visitante de física desde 1999.
En reconocimiento a sus significativas contribuciones, recibió el Premio y Medalla Paul Dirac del Instituto de Física en 1998, un prestigioso galardón en el ámbito de la física teórica.
Descubre la Fuerza Imparable del Conocimiento
Una explicación efectiva puede traer claridad, haciendo que todo encaje, pero su impacto va mucho más allá de eso. Las explicaciones no solo iluminan; forman la base de todo el conocimiento humano y, en consecuencia, nuestro progreso. Esencialmente, las explicaciones moldean nuestro mundo.
En estos capítulos, embarca en una exploración a través de los dominios de la ciencia y la cultura para descubrir cómo se crea y se refina el conocimiento, y cómo esta evolución continua fomenta un progreso ilimitado, lo que se denomina el comienzo del infinito.
Explorarás:
por qué tus sentidos por sí solos no pueden confirmar que el sol saldrá mañana;
la sorprendente similitud entre un chiste ingenioso y un gen; y
el papel de los memes en la configuración de los paisajes culturales.
Las Teorías y la Experiencia Moldean Nuestro Entendimiento del Conocimiento
Ningún humano ha pisado jamás la superficie de una estrella, mucho menos se ha aventurado en su núcleo.
Sin embargo, los científicos tienen percepciones profundas sobre los eventos que ocurren en lo profundo de las estrellas, a años luz de distancia.
¿Cómo lo logran?
Es porque la adquisición de conocimiento no se trata solo de experimentar.
El empirismo sugiere que todo nuestro conocimiento proviene de la experiencia sensorial. Sin embargo, esta perspectiva es defectuosa. Según los empiristas, nuestras mentes comienzan como pizarras en blanco, registrando únicamente experiencias sensoriales. Esto implica que somos meros receptores pasivos de conocimiento, no sus creadores.
Contrariamente a esta postura empirista, nuestro entendimiento no se construye solo sobre observaciones individuales. Por ejemplo, mientras has visto salir el sol diariamente, tu certeza de que saldrá mañana no se basa únicamente en estas observaciones. ¡Si así fuera, un día nublado podría llevarte a concluir que el sol no está saliendo porque no puedes verlo!
Además, las apariencias pueden ser engañosas. Por ejemplo, a pesar de sentirse inmóvil, la Tierra en realidad está rotando.
Por lo tanto, aunque la experiencia juega un papel crucial en la ciencia, no es la fuente primaria del conocimiento. Si lo fuera, nuestro entendimiento de las estrellas estaría limitado a lo que observamos en el cielo nocturno.
En cambio, las teorías y las conjeturas son las verdaderas fuentes de nuestro conocimiento. Considera de nuevo las estrellas: el hecho de que sus núcleos contengan fuentes de energía equivalentes a miles de millones de plantas de energía es algo que inferimos de la teoría, no de la observación directa.
Estas teorías científicas, nacidas de conjeturas y especulaciones, se refinan a través de experimentos y observaciones, permitiéndonos ponerlas a prueba y validarlas.
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